Entonces ha dicho: "He aquí, he venido para hacer tu voluntad". Abroga el primero para poder establecer el segundo.

Y en particular, lo que Dios quería era que Su voluntad se hiciera de acuerdo con Su plan eterno, y esa voluntad era la ofrenda del cuerpo de Su Hijo Jesús de una vez por todas. Y ese hacer la voluntad de Dios también fue lo que Jesús quiso junto con Él, y entró voluntariamente, como lo demostró cuando declaró con valentía: 'Mira, he venido para hacer tu voluntad'.

"Abroga (cancela) el primero, para poder establecer el segundo". De modo que, mediante su acto de obediencia, libera a los hombres de la dependencia de las ofrendas y sacrificios, para poder establecerlos y hacerlos dependientes de su cuerpo totalmente obediente, crucificado y resucitado, del cual deben convertirse en 'miembros'.

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