Y Saúl se levantó de la tierra; y cuando se le abrieron los ojos, no vio nada; y lo llevaron de la mano y lo llevaron a Damasco.

Entonces, cuando Saulo se incorporó y abrió los ojos, se dio cuenta de que estaba ciego. Y el resultado fue que tuvo que ser conducido a Damasco de la mano. Estaba ciego tanto física como espiritualmente. Todo en lo que había creído se había ido. No vio nada.

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