“Yo soy el buen pastor, y conozco a los míos y los míos me conocen, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas”.

La relación entre Jesús y los suyos se compara con su relación con el Padre, y nada podría estar más cerca que eso. Qué privilegio tan increíble. La idea es una relación íntima y personal de dos vías que no se puede romper. El los conoce. Ellos lo conocen. Es como la relación entre el Padre y el Hijo, cuya relación más profunda es posible concebir.

Luego enfatizó que ciertamente dará su vida por las ovejas. Tal era su amor por ellos que por su seguridad y su liberación debía sufrir y morir, aunque ellos todavía no lo asimilaron.

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