Marta y María (sólo Lc.). Quizás la conexión sea que después de la caridad viene la fe. El siguiente deber después del amor al prójimo es el de escuchar el Evangelio. La vida contemplativa es el complemento de la activa. El pueblo no tiene nombre; el Cuarto Evangelio dice que las hermanas de estos nombres vivían en Betania. Martha está ansiosa por darle a su invitado una comida adecuada. Él responde que ella no necesita preocuparse por una variedad de platos; pocos, o incluso uno ( cf.

mg.), le bastará, y añade caprichosamente que María ha elegido el mejor plato al seleccionar el alimento de su enseñanza (Moffatt; ver su nota sobre el texto, y cf. RVm.). Todo el incidente se maneja de manera sugerente en Peake, Election and Service, p. 77ff. Él piensa que lo único que Jesús necesitaba en ese momento era un oyente receptivo, uno a quien pudiera abrir Su corazón en una hora en la que necesitaba urgentemente la simpatía humana. María no debe ser arrastrada ni perturbada de este ministerio superior.

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