Cíganos a Bartimae. Esta historia es notable por el uso del título mesiánico, Hijo de David, que Jesús no rechaza. Los críticos han tomado esto como evidencia de que la reserva sobre la afirmación mesiánica de Jesús ya no se practicaba. Pero el mendigo ciego podría haber llegado a la conclusión sin ningún cambio de actitud por parte de los discípulos, y su uso del término no ejercería necesariamente una gran influencia. Ciertamente, de ahora en adelante, Jesús no impone silencio al respecto. La apelación del mendigo no se reprende como la confesión de los demoníacos. El nombre Bartimæ us se da sólo en Mk.

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