Apocalipsis 1:20

Tenga en cuenta la idoneidad del símbolo del candelero dorado.

I. En su posición. El candelabro de oro estaba dentro del Lugar Santísimo, oculto a la vista de todos afuera por la cortina, formado en tonos mezclados de azul, escarlata y púrpura, curiosamente bordado con figuras de querubines. El sumo sacerdote se guiaba por su luz suave pero constante cuando entraba al lugar santo una vez al año para hacer expiación por los pecados del pueblo. La Iglesia de Cristo todavía espera sin el velo y arroja una luz bendita para mostrarle al mundo el Salvador.

II. Una vez más, el símbolo del candelero de oro nos recuerda muy bellamente el oficio de la Iglesia. No santifica ni salva, pero presenta la luz verdadera y derrama su brillo sobre un mundo oscurecido. El Lugar Santísimo no tenía ventana para dejar entrar la luz, y si el candelero de oro hubiera sido quitado, o sus lámparas no hubieran sido recortadas, todo habría sido la más profunda oscuridad. Cuán elocuentemente habla este símbolo de la necesidad de que la Iglesia se erija como portadora de la luz de Aquel que es "la Luz del mundo".

III. El candelero de oro enseñó simbólicamente la unidad de la Iglesia. Las siete ramas no eran portadores de lámparas separados, sino partes del mismo candelero, las siete luces fusionándose armoniosamente en una. Y así con las diversas ramas apostólicas de la Santa Iglesia Católica: todas pertenecen a Cristo y le prestan luz.

IV. Una vez más, la enseñanza simbólica del texto señala la fuente de vida de la Iglesia. Día tras día, la lámpara de oro era suministrada con aceite fresco por el sacerdote asistente aceite hecho de aceitunas machacadas en un mortero. Incluso la lámpara consagrada, apartada para los usos del santuario, requería ser alimentada constantemente. De la misma manera, la Iglesia quedaría sumida en tinieblas y tristeza si se retirara la gracia iluminadora del Espíritu Santo.

V. El símbolo sugiere la belleza de la Iglesia y sus santos servicios.

VI. La imagen del texto nos recuerda el valor de la Iglesia.

JN Norton, Golden Truths, pág. 105.

Referencia: Apocalipsis 1:20 . Expositor, primera serie, vol. viii., pág. 202.

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