Génesis 3:17

Esta fue casi la primera maldición que Dios nos reveló y, sin embargo, es casi la primera bendición.

I. A primera vista que estamos no dispuesto a admitir que el trabajo es una bendición. Nos rehuimos de la miseria del trabajo de tareas, que debe realizarse cuando estamos menos capacitados para llevarlo a cabo; la misma palabra reposo sugiere todo lo más codiciado por los hombres. Fue un verdadero instinto lo que llevó al viejo mitólogo a inventar la fábula de Sísifo y su piedra, y a ver en ese castigo una imagen de horrible tortura. El trabajo que solo es laborioso es y siempre debe ser penoso de soportar.

II. Sobre todos los hijos de Adán se impone una absoluta necesidad de trabajo. Podemos reconocer la necesidad y someternos a ella con gratitud, y luego encontramos en ella cada hora una bendición; o podemos rebelarnos contra él, y luego convertirlo en una maldición tanto como podamos. La dulzura del ocio consiste en el cambio de nuestros empleos ordinarios, no en la cesación de todo empleo.

III. Acostado al lado de la bendición del trabajo también hay una maldición. "Espinos y cardos producirá la tierra", dice Dios. El trabajo es penoso y fastidioso cuando es infructuoso cuando, después de mucho trabajo, no hay nada que mostrar. Pero asegurémonos de que si la obra se hace para la gloria de Dios y en Su nombre, el fruto brotará a Su tiempo.

A. Jessopp, Norwich School Sermons, pág. 253. Referencia: Génesis 3:17 . JJS Perowne, Sermones, pág. 189.

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