Génesis 4

I.

De la historia de Caín recogemos los siguientes pensamientos:

I. La decepción de Eva por el nacimiento de Caín debería ser una advertencia para todas las madres. La sobreestimación de los niños puede atribuirse a veces al amor extremo por ellos; también puede surgir por parte de los padres de una estimación arrogante de sí mismos.

II. Vemos a continuación en la historia de Caín el terrible pecado que es el asesinato. La verdadera maldad del asesinato (además de su carácter huidizo) reside en los principios y sentimientos de los que surge, y en su imprudencia en cuanto a las consecuencias, especialmente las futuras y eternas, del acto. La flor roja del asesinato es relativamente rara, pero sus semillas nos rodean por todos lados.

III. No se puede deducir ningún argumento de la historia de Caín a favor de las penas capitales. Nos oponemos a tales castigos: (1) porque, como el asesinato, se oponen al espíritu de perdón manifestado en el Evangelio de Cristo, (2) porque, como el asesinato, ignoran implacablemente las consecuencias.

II.

I. Es singular cómo el esfuerzo mental y la invención parecen confinados principalmente a la raza de Caín. Sintiéndose alejados de Dios, se sienten heridos por obtener todo el consuelo que puedan de la investigación natural, la habilidad artística y la ilusión poética. Es melancólico pensar que tantas artes aparecieron en conjunción con una forma u otra del mal. La música de Jubal con toda probabilidad sonó primero en alabanza de algún dios ídolo, o quizás mezclada con algún sacrificio infernal.

El arte de la metalurgia y sus ramas afines se convirtieron instantáneamente en instrumentos de la ferocidad humana y el deseo de derramar sangre. Incluso la poesía apareció por primera vez en el escenario vinculada con la práctica inmoral y degradante de la poligamia. Los dones sin gracias no son más que lámparas que permiten a las personas y las naciones ver con mayor claridad su camino hacia las cámaras de la muerte.

II. Hay ciertas analogías sorprendentes entre nuestra propia época y la época anterior al diluvio. Ambos son edades de (1) ingenio; (2) violencia; (3) gran corrupción y sensualidad; (4) ambas edades se distinguen por el esfuerzo del Espíritu de Dios.

G. Gilfillan, Alpha y Omega, vol. i., pág. 151.

Referencias: Génesis 4 . Parker, vol. i., pág. 145; Revista del clérigo, vol. v., pág. 336; S. Leathes, Studies in Genesis, pág. 45. 4-9: 17. J. Monro Gibson, The Ages before Moses, pág. 116.

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