Mateo 19:16

I. Considere que una sola mota puede impedir que un hombre se convierta en un verdadero cristiano. Son las cosas que aparentemente son las más pequeñas las que impiden los mejores resultados. Un leve defecto en la campana más fina y deja de sonar, una llave perdida y la caja de dinero más rica es inútil. Ha llegado el día de la batalla, las tropas están admirablemente dispuestas, los despachos del general vuelan aquí y allá; de repente, el caballo del ayudante tropieza con una piedra; llega un cuarto de hora tarde y la batalla está perdida.

Así es en asuntos espirituales. Más de un hombre que ha cruzado el Rin a salvo se ha ahogado en un pequeño arroyo. El pecado no tiene una ilusión más peligrosa que convencer a un hombre de que está a salvo si sólo evita las supuestas transgresiones flagrantes. Vemos esto en el caso del joven del Evangelio. Cree haber guardado todos los mandamientos que el Señor le da. Evidentemente, es un joven de carácter serio y noble.

La pregunta: "¿Qué debo hacer de bueno para tener la vida eterna?" No era una mera frase ociosa, sino una cuestión de conciencia. De lo contrario, ¡cuán diferente lo hubiera considerado nuestro Señor! La misma orden, "Ve y vende lo que tienes", se basa en la suposición de que él no era un mero avaro común. Nuestro Señor le indica que su corazón aún no está fijado exclusivamente en Dios, que todavía está dividido entre Dios y las cosas buenas de este mundo. Y debido a esta mota, la puerta de la vida eterna, cuyo pestillo ya está en su mano, se niega a abrirse.

II. Considere a continuación por qué esto es así. Respondo, porque si la mota es un pecado inconsciente, entonces, como en el caso de este joven, falta el arrepentimiento; si es un pecado consciente, la confianza de la fe. El arrepentimiento y la fe son las dos partes de la conversión, sin las cuales nadie entra al reino de los cielos. El joven estaba afligido. Era simplemente una mota que el Señor le señaló, pero para una disposición como la suya, era suficiente. En esa única mancha maligna, comprende cómo está todo su corazón.

III. ¿Cómo se puede remediar este estado de cosas? Primero, debemos reconocer que, si la oración y la fe no abren la puerta, la razón no puede estar en la puerta misma, porque sobre ella están escritas las palabras: "Venid, cansados ​​y cargados". Algún pecado debe haberse introducido y obstaculizado nuestra entrada. "Córtala y échala de ti". Las motas ocultan a tus ojos el secreto de la salvación, y no encontrarás descanso en el alma mientras buscas servir a dos señores.

Nuestro Señor dijo: "Vende todo lo que tienes". Y permite que los jóvenes a quienes tanto amaba se fueran, y no nos enteramos de que alguna vez regresó. Vemos entonces cuán sincero fue el significado del Señor cuando dijo: "Córtala y échala de ti".

A. Tholuck, de Gewissems-Glaubens und Gelegenheits Predigten, pág. 193.

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