Romanos 14:7

I. Mire el texto tal como lo interpreta la sección de la Epístola a los Romanos en la que se encuentra. Esa sección está dedicada a una elucidación de los principios por los cuales los primeros cristianos debían ser guiados en cuanto a la observancia o no observancia de días festivos particulares y en cuanto a su abstinencia o no abstinencia de ciertos tipos de carnes y bebidas. "Ninguno de nosotros", dice el Apóstol, "vive para sí mismo.

"Sea como sea con los demás, ninguno de nosotros, los cristianos, vive para sí mismo. Cada uno de nosotros ha aceptado a Cristo como su Redentor y Señor, y busca en todo servirle, de modo que si uno come, para el Señor come, y si otro no come, no come para el Señor. Porque buscamos vivir para Cristo, hay, en referencia a todos los asuntos indiferentes, perfecta libertad para la conciencia individual, y nadie tiene derecho a juzgar o menospreciar otro por hacer aquello de lo que está plenamente persuadido en su propia mente, y que está tratando de hacer como para el Señor. No es nuestro propio placer, sino más bien la gloria de Cristo y la edificación, la paz y el progreso de la hermandad. para convertirse en la regla de nuestras vidas.

II. Considere el texto como una condición inevitable de la existencia humana. La vida de ningún hombre termina solo en sí mismo, sino que cada uno de nosotros ejerce una influencia a través de su carácter y conducta sobre todos aquellos con quienes entra en contacto. Date prisa, pues, y comprueba si el efecto de tu vida en los demás es bueno o malo; y si es malo, busca el bien y la renovación de la mano de Cristo.

III. Lea el texto ya que expresa el propósito deliberado de todo cristiano genuino. El verdadero creyente se abstiene de sí mismo. Desde el momento de su conversión, todo su ser corre hacia Cristo. El caudal del río puede ser pequeño al principio, pero, por pequeño que sea, su dirección está decidida y va adquiriendo magnitud a medida que fluye, pues drena el valle de su vida. Se guarda para Cristo, porque le debe todo a Cristo.

WM Taylor, Vientos contrarios, pág. 341.

Referencias: Romanos 14:7 ; Romanos 14:8 . RS Candlish, Sermones, pág. 250; JH Thom, Leyes de la vida, vol. ii., pág. 331; S. Martin, Comfort in Trouble, pág. 190; D. Moore, Penny Pulpit, No. 3057.

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