7. Para ninguno de nosotros, etc. Ahora confirma el verso anterior mediante un argumento derivado del todo a una parte, que no es cuestión de pregunto que los actos particulares de nuestra vida se deben referir a la voluntad del Señor, ya que la vida misma debe gastarse totalmente para su gloria; pues solo entonces se forma correctamente la vida de un cristiano, cuando tiene por objeto la voluntad de Dios. Pero si quieres referir lo que haces a su buen placer, entonces es un acto de impiedad emprender cualquier cosa que creas que le disgustará; no, lo que no estás convencido lo complacerá.

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