Salmo 119:59

Tal es la historia de casi todas las conversiones sólidas. El gran destructor de las almas de los hombres, que en todo el mundo se desperdicia tanto, no es tanto el pecado deliberado y voluntarioso como la irreflexión. Al principio los pecadores no piensan; entonces no pensarán; al fin no pueden pensar.

I. Esta es la historia de la mayor parte de la humanidad: una infancia irreflexiva, una juventud descuidada, una hombría demasiado reflexiva; una mitad de la vida sin pensamiento, la otra con un pensamiento fuera de lugar, atento a las cosas del tiempo y el sentido, desconsiderado de Aquel que los hizo y de su yo real.

II. "Pensé en mis caminos". Antes de esto, entonces, no había pensado en ellos. "Tomé en cuenta, calculé, calculé, mis caminos", porque nuestros caminos, aunque conducen en una dirección, son muchos; hay tantos caminos como actos, pasiones o tentaciones: y él los contabilizó y los tuvo en cuenta a todos, adonde conducían todos, para convertirlos a todos ya todo su ser en el camino de Dios. Tal es el camino de toda conversión sólida.

III. No podemos entender lo que somos ahora a menos que miremos hacia atrás, hasta donde podamos, a todo lo que hemos sido. No conocerte plenamente a ti mismo, hasta donde puedas, es caminar a ciegas sobre un precipicio, donde caer es perecer para siempre. Date prisa y no tardes en guardar los mandamientos de Dios. Nada más que perdura. El tiempo pasa. Tu vida se está agotando. "Date prisa y no te demores".

EB Pusey, Occasional Sermons, pág. 142.

Referencias: Salmo 119:59 ; Salmo 119:60 . Sermones para domingos, festivales y ayunos, segunda serie, vol. i., pág. 48. Salmo 119:63 . Sermones sencillos de los colaboradores de "Tracts for the Times" vol. VIP. 172; W. Braden, Christian World Pulpit, vol. ix., pág. 52.

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