Por cuanto amó Jehová a Israel para siempre, por eso te puso por rey.

Cristo nombrado Rey

La reina de Sabá reconoce y alaba a Jehová como el autor del avance de Salomón. Ella observa que fue una evidencia de la consideración especial de Dios por él, que fue puesto en el trono de Israel, el pueblo peculiar de Dios. Y observa además, que fue una muestra del gran y eterno amor de Dios por Israel, que un príncipe tan sabio y piadoso fuera puesto sobre ellos. Que estas palabras se apliquen con mucha más justicia a nuestro Señor Jesucristo, a quien Dios "puso por rey en su santo monte de Sion". Veamos cómo se aplican las palabras a Cristo, y qué razón tenemos para bendecir a Dios por un nombramiento tan sabio y lleno de gracia.

I. La designación o nombramiento de Cristo como cabeza y rey ​​de la Iglesia fue un ejemplo evidente del deleite de Dios en él. Así se confirió un gran honor al Hijo de Dios. Es un honor estar empleado de alguna manera para Dios. Desde este punto de vista, la obra de los ministros cristianos es honorable, y conviene en ellos magnificar su oficio. Es un honor para los ángeles ser ministros de Dios y hacer Su voluntad.

Pero a Cristo se le confirió un honor destacado al ser investido con una autoridad tan grande, exaltado a un dominio tan extenso, y al tener todas las cosas bajo sus pies. Esta fue una evidencia de que amaba la justicia y aborrecía la iniquidad, que Dios así lo exaltó.

II. El nombramiento de Cristo como Rey de la Iglesia es un ejemplo notable del amor de Dios al hombre. Porque amaba al mundo, hizo rey a Jesucristo, para hacer justicia y juzgar. Fue una evidencia del amor de Dios por los hombres, que Él nombró profetas y maestros para instruir y reclamar un mundo ignorante, idólatra y pecaminoso. Pero en proporción a la excelencia de las personas encargadas de esta obra, se manifestará el amor y la gracia divinos.

Es un plan misericordioso, para rescatar al mundo de la ignorancia, la superstición y el vicio; erigir un reino espiritual en él; para destruir las obras del diablo y librar a los hombres de la peor esclavitud. Pero manifestar a Su Hijo con este propósito, fue un ejemplo asombroso de misericordia. Las perfecciones de su naturaleza, y especialmente sus excelencias morales, lo califican para esta obra. ( J. Orton. )

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