Desde arriba envió fuego a mis huesos.

Dolores penetrantes

1. Esta mención frecuente de la mano de Dios enseña esta doctrina: cuando Dios nos castiga por las manos de los impíos, difícilmente se nos induce a atribuírselo solo a Él; y ellos de pensar que su propia mano y poder lo ha hecho.

2. Cuando Dios impone aflicciones sobre nosotros, saquean las partes más secretas que están en nosotros.

3. Dios a menudo lleva a sus siervos a la mayor miseria que puede soportar el hombre.

4. Dios gobierna, y eso de manera especial, el curso particular de todas aquellas aflicciones que Él impone sobre Su pueblo.

5. No podemos librarnos más de esas aflicciones que Dios pone sobre nosotros, como tampoco el alma enredada puede escapar de la red que lo rodea.

6. Nada puede avanzar o llegar a un buen resultado, sino sólo aquello que el Señor promueve.

7. Es Dios quien da amigos, salud, etc .; y quita todo a su gusto.

8. Según la medida y la continuación de la mano afligida de Dios sobre nosotros, así debe ser la medida y la continuación de nuestros dolores. ( J. Udall. )

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