Y se alojó allí.

El valor de la felicidad doméstica

La vida doméstica, como todos los demás bienes externos, no es necesariamente, y por sí misma, sino sólo bajo ciertas condiciones, en circunstancias particulares, una ventaja real y una fuente de verdadera felicidad. Sólo allí donde moran la sabiduría y la virtud, donde conviven personas inteligentes y bien intencionadas, sólo allí moran la paz, la satisfacción y la alegría. Dondequiera que se encuentre la felicidad doméstica, nos muestra personas que están conectadas entre sí por el amor y la amistad reales e intrínsecos, que viven enteramente el uno con el otro y que buscan su felicidad, su honor y su fuerza en la unión mutua de sus corazones.

La felicidad doméstica supone el gusto por la verdad, por la naturaleza, por la graciosa sencillez, por el sereno reposo, en contraste con el error y el arte, los placeres estudiados y forzados, y las diversiones más ostentosas y conmovedoras.

1. La comodidad de la vida doméstica es el alivio más agradable de la carga y el calor del día y de sus tareas, a menudo aburridas.

2. La felicidad de la vida doméstica es el goce personal tranquilo y pacífico; un disfrute propio que se multiplica y ennoblece por la participación íntima en todas las preocupaciones de esta sociedad de confianza.

3. La felicidad de la vida doméstica es la asociación deliciosa, libre e íntima entre almas armoniosas y que se aman mutuamente.

4. La felicidad de la vida doméstica es inagotable. Se renueva a diario, se multiplica sin fin.

5. La felicidad de la vida doméstica compensa la falta de cualquier otro; pero ningún otro puede compensar la falta de eso.

6. El disfrute de la felicidad doméstica no siempre es menos edificante y útil que placentero.

7. Para el disfrute de la felicidad doméstica, no se necesitan provisiones ni arreglos preparatorios costosos ni problemáticos.

8. El goce de ella nunca va acompañado de saciedad o disgusto, dolor o remordimiento.

9. La felicidad de la vida doméstica no se restringe a ninguna clase de hombres. No está apegado ni a la posición social, ni a la opulencia, ni a la elevación y el poder; confinado ni al palacio ni a la cabaña. ( CJ Zollikofer. )

Las delicias del hogar

Si quisieras disfrutar del placer, inocente, puro, renovador diario, nunca deshonrado, nunca empalagoso; delicias dignas del hombre y del cristiano, no las busques lejos de ti, ya que están en casa; no las busques en cosas que no estén en tu poder; pero en lo que es más tuyo; búscalos en la felicidad de la vida doméstica. Si puede aventurarse a esperarlos en cualquier lugar, ¡ciertamente es allí donde deben encontrarlos! ( CJ Zollikofer. )

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