Tu padre y tu madre se alegrarán, y la que te dio a luz se gozará.

La Piedad filial

El respeto y el amor por los padres no son, en verdad, los motivos que operan con mayor fuerza en las mentes renovadas por el Espíritu de gracia y verdad. Con estos, los incentivos más poderosos para la acción son aquellos que tienen su origen en la relación que mantenemos con Dios, autor de la vida y la salvación. A veces sucede que un joven ingenuo se ve más influido por el recuerdo de los consejos de un padre o una madre fallecidos que por los mismos consejos si ese padre o madre no le hubieran sido arrebatados; y nunca, en ninguna circunstancia, la piedad filial parece más hermosa y atractiva.

I. Cultive una reverencia por los consejos y la autoridad de los padres. En ningún momento de su vida los jóvenes están tan tentados a ignorar la autoridad paterna como cuando pasan de la niñez a la edad adulta. Desean que se les considere independientes y capaces de dirigirse a sí mismos. Se impacientan ante la moderación, y el consejo, incluso de los padres a quienes tanto reverencian como aman, a menudo resultan fastidiosos.

Mejor demuestre su pretensión de ser considerados jóvenes de un espíritu verdaderamente noble e independiente, atreviéndose siempre a hacer lo correcto y obedeciendo siempre los mandatos de los padres. No desprecies los temores de una madre, por infundados que sean. Sea su objetivo eliminarlos, no sosteniendo que no hay base para ellos, sino recibiendo con reverencia sus amonestaciones y conformándose con ellas.

II. Busque con todo fervor la verdad. ¡Para cuántos padres y madres sería como vida de entre los muertos si pudieran estar seguros de que todos ustedes estaban buscando fervientemente la perla de gran precio, listos y deseosos de comprarla a cualquier precio, a cualquier sacrificio! Pero no seas indiferente a otras verdades, verdades de la ciencia física, ética o política. Y siempre mantén la verdad en contraposición a la falsedad, el disimulo y la hipocresía.

Los mandamientos de Dios, los intereses sociales de los hombres, la existencia misma de la sociedad civil, exigen una adhesión inquebrantable a la verdad. Preste atención también a la verdad en el sentido de fidelidad, sinceridad y puntualidad en el cumplimiento de las promesas.

III. Busque "sabiduría, instrucción y entendimiento". Estos diferentes términos se emplearon no tanto con el propósito de una discriminación exacta como para indicar la seriedad con la que debían buscarse. Sea su objetivo hacer todos los avances posibles tanto en el conocimiento humano como en el divino, pero especialmente en este último.

IV. Busque la compañía de los sabios y buenos, seleccionando como asociados solo a aquellos que se distingan por su sobriedad de conducta. Tus asociaciones, del tipo que sean, no pueden dejar de ejercer una influencia sobre ti. Si tus compañeros son sabios y buenos, no puedes dejar de beneficiarte de la conexión.

V. Tenga cuidado en su elección de libros. Tal es la constitución de nuestras mentes que todo lo que leemos les impresiona. Como es su lectura, también lo es usted.

VI. Aprecia los sentimientos virtuosos y los hábitos virtuosos. Para que vuestros sentimientos sean virtuosos, debéis entregaros al estudio de la virtud. ( John Maclean, DD .)

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