Entonces David tomó la lanza y el cántaro de agua de la cabecera de Saúl; y los recogieron, y nadie lo vio, ni lo supo, ni se despertó, porque todos dormían; porque un profundo sueño de parte del SEÑOR había caído sobre ellos.

Ver. 12. Entonces David tomó la lanza. ] Él mismo lo tomó, y no se lo confió a Abisai, dice Vatablus, para que no golpeara a Saúl con él; porque sus dedos incluso picaban por estar haciendo.

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