Y cuando el pueblo llegó al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos el arca del pacto del SEÑOR de Silo para nosotros, para que cuando venga entre nosotros, nos salve de la mano de nuestros enemigos.

Ver. 3. ¿Por qué nos ha herido el Señor hoy? ] Había suficiente causa, Salmo 78:58 ; Salmo 78:61,62 ; Sal 78:64 pero no pudieron verlo. Las mentes de los hombres están tan mal dispuestas como sus ojos; ninguno de ellos mira hacia adentro, a la plaga de su propio corazón, al pecado, la madre de toda su miseria.

Estos isralitas confundieron la causa de su calamidad con la falta del arca entre ellos. Esto fue non causa pro causa. Y también están equivocados los judíos en este día: y aquellos ministros luteranos que concluyeron hace algunos años en Hamburgo, que Alemania estaba, por lo tanto, tan envuelta en la guerra, porque sus imágenes en las iglesias no estaban lo suficientemente adornadas: lo que, por lo tanto, procurarían hacerlo. a ¡ Un mal negocio!

Busquemos el arca del pacto. ] Esto se hizo a veces con buen éxito, pero por aquellos que estaban en buenos términos con Dios. El arca y el propiciatorio nunca se rompieron: pero luego sellaron la misericordia solo para los penitentes y obedientes. Dios tiene controversia contra otros, y envía al enemigo para vengar la disputa de su pacto. Ha de ser llevado al campo por los trajes de sus humildes suplicantes, quienes luego harán grandes hazañas.

Pero estos israelitas carnales confiaron en el arca de madera, como un peón seguro de la presencia y el poder de Dios, como los filisteos supersticiosos solían llevar a sus dioses al campo, 2 Samuel 5:24 y como en los días del rey Eduardo VI los rebeldes de Norfolk. trajeron consigo a la batalla a su dios empanado, poniéndolo en un carro: ni faltaron misas, cruces, estandartes, candelabros, etc., todo lo cual fue llevado en el carro, y allí quedó todo en el polvo. B

a Burroughs, sobre Oseas.

b Act. y Mon., fol. 1190.

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