Por tanto, hermanos, fuimos consolados por vosotros en toda nuestra aflicción y angustia por vuestra fe:

Ver. 7. Fuimos consolados ] Nada anima tanto el corazón de un ministro piadoso como la tratabilidad de su pueblo. Si esto es así, su corazón se romperá, aunque por lo demás nunca serán tan amables y corteses con él.

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