Génesis 39:9 [No hay] nadie más grande que yo en esta casa; ni me ha ocultado nada más que a ti, porque eres su mujer. ¿Cómo, pues, puedo yo hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?

Ver. 9. Tampoco me ha ocultado nada más que a ti. ] Así como los rayos del sol que brillan sobre el fuego desalientan su quema, así el resplandor de las misericordias de Dios o los favores del hombre sobre nosotros deben apagar y sofocar la lujuria y el libertinaje en nosotros.

Porque eres su esposa. ] In primitiva ecclesia Christiani animo animaque inter se miscebantur, et omnia, praeter uxores, indiscreta habebant, dice Tertuliano. La comunidad de esposas es un monstruo en la religión. a

Entonces, ¿cómo puedo hacer esta gran maldad? & c.] Así lo llama; no un truco de juventud, una falta leve, un pecadillo; sino "maldad" y " gran maldad". Abominable sea la religión de Roma que la licencia; nada mejor aquí que el de los turcos, cuyo Corán nos dice, que Dios no dio a los hombres deseos y apetitos para frustrarlos, sino para disfrutarlos; como hecho para el disfrute del hombre, y no para su tormento, en lo cual su Creador no se agrada. B

Y pecar contra Dios.] Quien hace el pacto matrimonial y guarda las cadenas. Pro 2:17 Así David, Sal 51: 4 "Contra ti, contra ti solo he pecado", etc. La transgresión fue contra Urías, pero la transgresión contra Dios, que sólo puede quitar la culpa, remitir el castigo. Y aquí, aunque el hierro entró en el alma de José, el pecado no pudo; porque estaba lleno de: el temor de Dios. Él había "puesto a Dios a su diestra", con David, Salmo 16: 8 y "por tanto, no se conmovió" por la imprudencia importuna de su amante lasciva.

Satanás llamaba a menudo a esa puerta, pero no había nadie dentro para responder o abrir. Encendió fuego, pero sobre yesca húmeda. José en Egipto, como una perla en un charco, mantiene su virtud quieta, dondequiera que viene.

a Ensis, equus, mulier: caetera κοινα φιλων.

b Viaje de Blunt al Levante, 82.

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