Y alzando los ojos, vio a su hermano Benjamín, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y él dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.

Ver. 29. Dios tenga misericordia de ti, hijo mío. ] Los gobernadores deben moderar la clemencia con severidad, para ser amados y temidos a la vez. La misericordia es la estrella más brillante en la esfera de la majestad. La reina Isabel, junto a la Biblia, se deleitó especialmente con el tratado de Séneca, "De Clementia".

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