Pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, y es cercana de maldición; cuyo fin es para ser quemado.

Ver. 8. Es rechazado, y está a punto de maldecir ] El pecado contra el Espíritu Santo es, por tanto, imperdonable, porque Dios (sin permitir que se burlen de sí mismo, ni que su Espíritu de verdad sea hallado mentiroso) golpea a estos pecadores contra sus propias almas, con ceguera y reprobación de espíritu. De donde sigue, 1. Una imposibilidad de arrepentimiento, sith es la obra de ese Espíritu a quien han despreciado, y no permitirá que ninguna operación salvadora de él se adhiera a sus almas.

2. Una furia tan desesperada los invade, que resisten y repudian el asunto de la remisión, la sangre de Cristo, por la cual, si pudieran tener misericordia, no la tendrían; pero continúan delirando y enfureciendo tanto contra el médico como contra el médico, hasta su ruina y ruina sin fin.

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