Y a la noche siguiente, el Señor se puso a su lado y le dijo: Ten ánimo, Pablo; porque como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.

Ver. 11. El Señor estuvo a su lado ] Convirtió su prisión en un palacio, como también hizo con Algerius, el prisionero de Cristo, y el Maestro Philpot, así con sus amigos, Aunque les digo que estoy en el infierno en el juicio de este mundo, ciertamente Siento en el mismo el consuelo del cielo, alabo a Dios; y esta prisión repugnante y horrible me es tan agradable como el paseo por el jardín del Banco del Rey.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad