Sáname, oh SEÑOR, y seré sano; sálvame, y seré salvo, porque tú eres mi alabanza.

Ver. 14. Sáname, oh Señor, y seré sano. ] Es decir, de ese cordolio doloroso que me causan mis malvados compatriotas. El profeta estaba incluso enfermo de corazón por sus usos indignos, y reza ayuda y sanación, ne totus et ipse labescat inter auditores deploratissimos, para que no perezca por ellos y con ellos.

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