Enviasteis a Juan, y él dio testimonio de la verdad.

Ver. 33. Enviasteis a Juan ] Como a un oráculo; pero cuando su respuesta no os agradó, la rechazasteis, por mera obstinación y malicia hacia mi persona y mi oficio. Hay una odiosa ingratitud en la incredulidad: porque se rebela contra la luz, rechaza la medicina, rechaza la reforma, odia la curación. El vino es un fuerte remedio contra la cicuta; pero mezclado con él, duplica la fuerza del veneno. Así sucede con la Palabra de vida cuando se mezcla con la incredulidad.

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