No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

Ver. 24. No juzguéis según las apariencias ] Nada es más común para muchos que precipitar una censura, ejercitar sus críticas y reprender lo que no comprenden. El árbitro dice Agustín (de Trim i. 3), nonnullos opinaturos me sensisse quod non sensi, aut non sensisse quod sensi, supongo que varios al leer algunos lugares de mis libros pensarán que pensé lo que nunca se me ocurrió pensar y al contrario.

Este fue su miedo, y esto le sucedió, como lo atestigua Baronio. Compertum est, dice Erasmo. Es bien sabido que muchos puntos son condenados como heréticos en los libros de Lutero, que en los libros de Agustín y Bernardo se leen y reciben como buenos y ortodoxos. a Hill, en su Quartern of Reasons, dice, los católicos siguen la Biblia, pero los protestantes obligan a la Biblia a seguirlos.

Y el autor del Mordaza para el Nuevo Evangelio asegura a sus católicos, que nuestra condenación está tan expresamente escrita en nuestras propias Biblias, y es tan clara para todo el mundo, que nada más se necesita de esto que que sepan leer y tienen sus ojos en sus cabezas, en la apertura de nuestra Biblia. Este es su juicio sobre nosotros. ¡Pero qué entre ellos! El que prueba un huevo, dice Erasmo, en un momento indebido, es encarcelado y obligado a responder por su herejía; pero el que pasa todo el día del Señor bebiendo, untando, cortando en cubitos, se le llama buen hombre y queda impune. Qui totam diem Dominicam vacat temulentiae scortis et aleae audit bellus homo, & c.

a Erasm. epist, ad Cardinal. Maguntin.

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