Cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.

Ver. 25. Te exhorto ] Cum enfati dictum et magna autoritate, dice uno, cuando el León de la tribu de Judá ruge de esta manera, los demonios corren y se retuercen en sus agujeros, como lo hacen los gusanos en tiempos de truenos.

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