Pero, ¿a qué compararé esta generación? Es como los niños que se sientan en los mercados y llaman a sus compañeros:

Ver. 16. Pero, ¿a qué compararé esta generación? ] Tan grande fue la contumación y obstinación de este pueblo perverso, especialmente los fariseos, que la sabiduría de Dios parece faltarle una palabra adecuada para pronunciarla, para su mejor convicción. ¿Y no se sientan algunos de ellos ante nosotros hasta el día de hoy, tan insensatos en todo lo que se les dice, como los asientos en los que se sientan, los pilares en los que se apoyan, los cadáveres sobre los que pisan? Podemos hablar con ellos, ay, hasta que escupimos nuestros pulmones, y todo con tan poco propósito como lo hizo Beda, cuando predicó a un montón de piedras.

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