Respondiendo su señor, le dijo: malvado y negligente siervo, porque sabías que siego donde no sembré y recojo donde no esparcí;

Ver. 26. Siervo malo y perezoso ] Dios no hace ninguna diferencia entre Nequaquam et nequam, un siervo ocioso y un siervo malvado. Si la ociosidad hubiera sido un llamado, este sirviente había sido tanto un buen esposo como un buen compañero. Pero, ¿qué dicen los paganos? Nec illi falsi sunt, qui diversissimas res expectant, ignaviae voluptatem, et praemia virtutis. (Salustio en jarra)

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