Así tendré con qué responder al que me afrenta, porque en tu palabra confío.

Ver. 42. Así tendré con qué responder ] es decir, para tapar la boca abierta. Las disculpas verbales son a veces necesarias, pero siempre reales; deberíamos, mediante una conversación piadosa, silenciar la ignorancia de los tontos que, como los negros, desprecian la belleza; como perros, ladran al resplandor de la luna. También debemos suplicar la liberación de Dios, por la refutación de los que dicen que nunca seremos librados.

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