1-8 Elcana continuaba asistiendo al altar de Dios, a pesar de las desafortunadas diferencias en su familia. Si las devociones de una familia no logran poner fin a sus divisiones, que las divisiones no detengan las devociones. Disminuir nuestro amor legítimo hacia algún familiar por una dolencia que no pueden evitar, y que es su aflicción, equivale a enfrentar la providencia de Dios con su precepto y añadir aflicción de manera muy desconsiderada a los afligidos. Es evidencia de una disposición vil deleitarse en entristecer a aquellos que ya están afligidos y molestar a aquellos propensos a la irritación y la incomodidad. Debemos cargar con las cargas de los demás, no aumentarlas. Ana no pudo soportar la provocación. Aquellos que tienen un espíritu propenso a la irritación y tienden a tomarse demasiado a pecho las provocaciones, son enemigos de sí mismos y se privan de muchos consuelos tanto en la vida como en la piedad. Debemos notar los consuelos para evitar afligirnos por las adversidades. Debemos contemplar lo que está a nuestro favor, así como lo que está en nuestra contra.

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