9-15 La providencia de Dios, por las persuasiones de los sacerdotes y el interés de Amasa, llevó a la gente a resolver el retiro del rey. David no se movió hasta que recibió esta invitación. Nuestro Señor Jesús gobernará en aquellos que lo inviten al trono en sus corazones, y no hasta que sea invitado. Primero inclina el corazón, y lo hace dispuesto en el día de su poder, luego gobierna en medio de sus enemigos, Salmo 110:2; Salmo 110:3.

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