1-5 Hasta ese momento, los jefes de familia eran los sacerdotes y ofrecían sacrificios; pero ahora este oficio se limitaba exclusivamente a la familia de Aarón, y así continuó hasta la dispensación del evangelio. Las vestiduras sagradas no solo distinguían a los sacerdotes del pueblo, sino que eran emblemas de esa conducta santa que siempre debe ser la gloria y la belleza, la marca de los ministros de la religión, sin la cual sus personas y ministerios serán despreciados. También tipificaban la gloria de la majestuosidad divina y la belleza de la completa santidad, que hacían de Jesucristo el gran Sumo Sacerdote. Pero nuestro adorno en el evangelio no debe consistir en oro y en costosas vestiduras, sino en las vestiduras de salvación y la túnica de justicia.

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