1-6 El glorioso personaje que Ezequiel contempló en visión, pareció apoderarse de él, y fue transportado en espíritu a Jerusalén. Allí, en el patio interior del templo, se preparó un lugar para algún ídolo de base. Todo fue presentado en visión al profeta. Si a Dios le agradara darle a cualquier hombre una visión clara de su gloria y majestad, y de todas las abominaciones cometidas en cualquier ciudad, entonces admitiría la justicia de los castigos más severos que Dios debe infligir al respecto.

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