25-30 Hasta ahora los seguidores de Cristo se llamaban discípulos, es decir, aprendices, estudiosos; pero a partir de entonces se llamaron cristianos. El significado propio de este nombre es el de seguidor de Cristo; denota a quien, desde un pensamiento serio, abraza la religión de Cristo, cree en sus promesas y hace de su vida su principal cuidado, siguiendo los preceptos y el ejemplo de Cristo. Por lo tanto, es evidente que muchas personas toman el nombre de cristiano a quienes no les corresponde. Pero el nombre, sin la realidad, sólo aumentará nuestra culpa. Mientras que la mera profesión no nos dará ni beneficio ni placer, la posesión de la misma nos dará tanto la promesa de la vida que ahora es, como de la que está por venir. Haz, Señor, que los cristianos se olviden de otros nombres y distinciones, y se amen unos a otros como deben hacerlo los seguidores de Cristo. Los verdaderos cristianos se compadecerán de sus hermanos en las aflicciones. Así darán fruto para alabanza y gloria de Dios. Si todos los hombres fueran verdaderos cristianos, ¡con qué alegría se ayudarían unos a otros! Toda la tierra sería como una gran familia, cada miembro de la cual se esforzaría por ser obediente y bondadoso.

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