1-7 El favor y la buena voluntad de Dios para con su pueblo son un gran consuelo para todos los creyentes. La nueva criatura, donde sea que esté, es de la formación de Dios. Todos los que son redimidos con la sangre de su Hijo, él los ha apartado para sí mismo. Los que tienen a Dios para ellos no necesitan temer quién o qué puede estar en contra de ellos. ¿Qué son Egipto y Etiopía, todas sus vidas y tesoros, en comparación con la sangre de Cristo? Los verdaderos creyentes son preciosos a la vista de Dios, su deleite está en ellos, por encima de cualquier persona. Aunque atravesaron el fuego y el agua, aunque tenían a Dios con ellos, no deben temer al mal; deberían nacer y ser traídos. Los fieles son alentados. Debían ser ensamblados de cada cuarto. Y con este objeto agradable a la vista, el profeta nuevamente disuade de los miedos ansiosos.

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