12-17  Todo lo que pidamos en nombre de Cristo, que sea para nuestro bien y adecuado a nuestro estado, nos lo dará. Pedir en nombre de Cristo, es alegar su mérito e intercesión, y depender de ese alegato. El don del Espíritu es un fruto de la mediación de Cristo, comprado por su mérito y recibido por su intercesión. La palabra utilizada aquí, significa un abogado, consejero, monitor y consolador. Permanecerá con los discípulos hasta el final de los tiempos; sus dones y gracias animarán sus corazones. Las expresiones empleadas aquí y en otros lugares denotan claramente una persona, y el oficio mismo incluye todas las perfecciones divinas. El don del Espíritu Santo se otorga a los discípulos de Cristo, y no al mundo. Este es el favor que Dios hace a sus elegidos. Como fuente de santidad y felicidad, el Espíritu Santo permanecerá con cada creyente para siempre.

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