1-10 Cristo dio su vida como rescate, y si no la hubiera tomado de nuevo, no habría parecido que su entrega fuera aceptada como satisfacción. Para María fue una gran prueba que el cuerpo desapareciera. Los creyentes débiles a menudo hacen de esto un motivo de queja, que en realidad es un motivo de esperanza y de alegría. Es bueno que los más honrados con los privilegios de los discípulos, sean más activos que los demás en el deber de los discípulos; más dispuestos a esforzarse y correr riesgos en una buena obra. Debemos hacer lo mejor posible, y no envidiar a los que pueden hacerlo mejor, ni despreciar a los que lo hacen tan bien como pueden, aunque se queden atrás. El discípulo al que Jesús amaba de manera especial, y que por tanto amaba de manera especial a Jesús, era el primero. El amor de Cristo nos hará abundar en todo deber más que cualquier otra cosa. El que iba detrás era Pedro, que había negado a Cristo. El sentimiento de culpa nos impide servir a Dios. Los discípulos aún no conocían la Escritura; es necesario que Cristo resucite de entre los muertos.

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