13-18 A esta parábola nuestro Señor añadió una solemne advertencia. No podéis servir a Dios y al mundo, tan divididos están los dos intereses. Cuando nuestro Señor habló así, los fariseos codiciosos trataron sus instrucciones con desprecio. Pero él les advirtió que lo que ellos sostenían como la ley, era un desvío de su significado: esto lo demostró nuestro Señor en un caso relacionado con el divorcio. Hay muchos codiciosos que se aferran a las formas de la piedad, que son los enemigos más acérrimos de su poder, y tratan de poner a otros en contra de la verdad.

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