1-4 De la ofrenda de esta pobre viuda, aprende que lo que damos con razón para el alivio de los pobres, y el sostenimiento del culto de Dios, se da a Dios; y nuestro Salvador ve con agrado todo lo que tenemos en nuestro corazón para dar para el alivio de sus miembros, o para su servicio. Bendito Señor, los más pobres de tus siervos tienen dos blancas, tienen un alma y un cuerpo; persuádenos y permítenos ofrecerte ambos; ¡qué felices seremos si los aceptas!

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