57-62 He aquí uno que está dispuesto a seguir a Cristo, pero parece haberse apresurado y precipitado, y no haber calculado el costo. Si queremos seguir a Cristo, debemos dejar de lado los pensamientos sobre las grandes cosas del mundo. No tratemos de unir la profesión del cristianismo con la búsqueda de ventajas mundanas. Aquí hay otro que parece estar resuelto a seguir a Cristo, pero pide una breve postergación. A este hombre Cristo le hizo primero la llamada; le dijo: Sígueme. La religión nos enseña a ser amables y buenos, a mostrar piedad en el hogar y a recompensar a nuestros padres; pero no debemos hacer de esto una excusa para descuidar nuestro deber con Dios. He aquí otro que está dispuesto a seguir a Cristo, pero debe tener un poco de tiempo para hablar con sus amigos sobre ello, y para poner en orden los asuntos de su casa, y dar instrucciones al respecto. Parecía tener las preocupaciones mundanas más en su corazón de lo que debería tener, y estaba dispuesto a entrar en una tentación que lo desviaba de su propósito de seguir a Cristo. Nadie puede hacer ningún negocio de manera apropiada, si está atendiendo otras cosas. Aquellos que comienzan con la obra de Dios, deben decidirse a seguir adelante, o no lograrán nada. Mirar hacia atrás, lleva a retroceder, y retroceder es la perdición. Sólo el que persevere hasta el fin se salvará.

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