23-27 Como nuestro Señor se presentaba ahora abiertamente como el Mesías, los jefes de los sacerdotes y los escribas se sintieron muy ofendidos, sobre todo porque expuso y eliminó los abusos que ellos fomentaban. Nuestro Señor les preguntó qué pensaban del ministerio y del bautismo de Juan. Muchos temen más la vergüenza de mentir que el pecado, y por eso se escudan en no decir lo que saben que es falso, en cuanto a sus propios pensamientos, afectos e intenciones, o a sus recuerdos y olvidos. Nuestro Señor se negó a responder a su pregunta. Es mejor evitar las disputas innecesarias con los adversarios malvados.

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