6-9 La felicidad de Israel se hace referencia a los gobernadores más útiles de ese pueblo. En todo, hicieron de la palabra y la ley de Dios su regla, sabiendo que no podían esperar que sus oraciones fueran respondidas. Todos ellos prevalecieron maravillosamente con Dios en oración; los milagros se hicieron a petición suya. Suplicaron por el pueblo y obtuvieron respuestas de paz. Nuestro Profeta y Sumo Sacerdote, de una dignidad infinitamente mayor que Moisés, Aarón o Samuel, ha recibido y nos ha declarado la voluntad del Padre. Exaltemos no solo al Señor con nuestros labios, sino que le demos el trono en nuestro corazón; y mientras lo adoramos en su propiciatorio, nunca olvidemos que él es santo

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