Asimismo, los diáconos deben ser serios: hombres de conducta seria, decente y venerable. Pero, ¿dónde están los presbíteros? Si este orden era esencialmente distinto del de los obispos, ¿podría el apóstol haberlo pasado en silencio? No deseoso de ganancias sucias. ¡Con qué aborrecimiento habla de esto en todas partes! Todo lo que se gana (por encima de la comida y la ropa) al ministrar en cosas santas es ganancia inmunda; mucho más sucio de lo que se gana honestamente rastrillando perreras o vaciando alcantarillas comunes.

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