Pide consejo: esta ciudad que estás a punto de destruir no es mezquina y despreciable, sino tan honorable y considerable por su sabiduría, que cuando surgía alguna diferencia entre alguno de los vecinos, solían decir proverbialmente: Pediremos la opinión. y consejo como los hombres de Abel al respecto, y aceptaremos su arbitraje; y así todas las partes quedaron satisfechas y las disputas terminaron.

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