Pero los hijos de Israel tenían luz en sus viviendas, no solo en la tierra de Gosén, donde habitaba la mayoría de ellos, sino en las viviendas particulares que en otros lugares los israelitas habían dispersado entre los egipcios, como parece que tenían por la distinción luego designados para ser puestos en los postes de sus puertas. Y durante estos tres días de oscuridad para los egipcios, si Dios hubiera querido que los israelitas, por la luz que tenían, hubieran escapado y no hubieran pedido permiso a Faraón; pero Dios los sacaría con mano poderosa, y no con sigilo ni con prisa.

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