Clamor: Dios habla a sus ministros. Él - El profeta. Toda carne: el profeta, habiendo predicho cosas gloriosas, confirma la certeza de ellas, al representar la gran diferencia entre la naturaleza, la palabra y la obra de los hombres y de Dios. Todo lo que los hombres son o tienen, sí, sus más altos logros, son como la hierba del campo, débil y desapareciendo, pronto moribundo y reducido a nada; pero la palabra de Dios es como él, inmutable e irresistible: y por tanto, como la boca del Señor, y no del hombre, ha dicho estas cosas, así no dudes, pero se cumplirán.

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