Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador - Parece que ella vuelve sus pensamientos aquí hacia el mismo Cristo, quien iba a nacer de ella, como el ángel le había dicho, él debería ser el Hijo del Altísimo, cuyo nombre debería ser Jesús, el Salvador. Y se regocijó en la esperanza de la salvación por la fe en él, que es una bendición común a todos los verdaderos creyentes, más que el ser su madre según la carne, que era un honor peculiar para ella.

Y ciertamente ella tenía la misma razón para regocijarse en Dios, su Salvador, que nosotros tenemos: porque él había considerado la bajeza de su sierva, de la misma manera que consideraba nuestra bajeza; y se comprometió a venir y salvarla a ella ya nosotros, cuando estábamos reducidos al estado más bajo de pecado y miseria.

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