Y mi espíritu se regocijó en Dios mi Salvador.

Y mi espíritu - o, "todo lo que está dentro de mí",

Se regocija en Dios mi Salvador. María nunca soñó, vemos, con su 'propia inmaculada concepción' - para usar el lenguaje ofensivo de los romanistas- más que con su propia vida inmaculada.

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