Y tomando consigo a Pedro ya los dos hijos de Zebedeo, para que sean testigos de todo; comenzó a entristecerse y en profunda angustia, probablemente por sentir las flechas del Todopoderoso clavadas en su alma, mientras Dios cargaba sobre él las iniquidades de todos nosotros. ¿Quién puede decir qué sensaciones dolorosas y espantosas le imprimió entonces la mano inmediata de Dios? La primera palabra en el original significa propiamente, ser penetrado con el más exquisito dolor; este último estaba bastante deprimido y casi abrumado por la carga.

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